Los primeros 100 días de gobierno de un presidente son los que se estima que, teniendo el apoyo incondicional de quienes lo votaron, puede aprovechar para realizar los cambios pertinentes para satisfacer las demandas de sus electores.

SEGÚN LOS POLITÓLOGOS, LOS PRIMEROS 100 DÍAS DE GOBIERNO SON LOS QUE UN PRESIDENTE DEBE APROVECHAR PARA REALIZAR LAS REFORMAS QUE CONSIDERE OPORTUNAS, DADO QUE EL APOYO POPULAR PERMANECE INTACTO.

LOS PRIMEROS 100 DÍAS

Los primeros 100 días de gobierno de un presidente son los que se estima que, teniendo el apoyo incondicional de quienes lo votaron, puede aprovechar para realizar los cambios pertinentes para satisfacer las demandas de sus electores.

Cuando Alberto Fernández tuvo dentro de ese período la oportunidad de expropiar Vicentin y no lo hizo, todos los que lo votamos salimos a justificarlo en masa a través de los grupos sociales, culpando a los medios hegemónicos y al poder judicial corrupto de volverlo loco a través de críticas y amenazas.

En esos primeros 100 días hubo posibilidad de reformar la justicia, pero el proyecto se cajoneó y todos justificamos  el desgano del presidente en insistir armar la rosca parlamentaria, dado que la prioridad de la pandemia lo tenía enfrascado en la cuestión sanitaria.

Antes del año de su mandato, Alberto Fernández tuvo la posibilidad y la fortuna que no tuvo ningún presidente anterior, de que el decreto 253/95, por el cual se privatizó el Río Paraná se venciera, de manera tal que, teniendo todo el respaldo legal, podía estatizarlo nuevamente.

No sólo no lo hizo, sino que ha decidido concesionar este río nuevamente y casi con seguridad por otros 25 años a través de la resolución 525/22 firmada por el Ministro de Transporte, a sólo dos días del regreso de Massa de EEUU.

Durante los primeros 100 días, los peronistas aceptamos estoicamente los errores en las políticas de protección económica porque priorizamos el digno manejo de la pandemia por sobre la pereza de tocar intereses de los que más ganaron con la crisis sanitaria, mientras que los ciudadanos éramos acribillados con los aumentos de precios.

Asimismo, el cerrar el acuerdo con el FMI de manera urgente y sin revisarlo no sólo tuvo el apoyo de todos lo que creímos que era la única forma de gobernabilidad, sino también de la oposición, aunque con diferentes objetivos.

También, los que a través de  los grupos sociales criticamos la inhumanidad asquerosa de los formadores de precios, vemos con estupor cómo éstos se reúnen con el gobierno y burlándose de su debilidad, remarcan inmediatamente luego del simulacro de diálogo.

100 DÍAS LEJANOS

Los primeros 100 días no sólo quedaron en el pasado, sino que nos han dado una sensación de haber caído en la ingenuidad estúpida de pensar que algo podía cambiarse.

A tal punto este gobierno se ha mimetizado con Juntos por el Cambio que la imagen de Aníbal Fernández se difumina en la de la subcomandante Pato, al haber ejercido una brutal y ridícula represión contra mujeres mapuches.

Quienes sabemos que si dejamos de apoyar a este gobierno, lo que vendrá será el fin de nuestra soberanía e independencia como nación, ya no sabemos a qué enemigo culpar, pues los argumentos del desastre los ponen los mismos personajes que estamos defendiendo.

¿Súper Berni operó junto a la bonaerense para tirarle un Cromañón a Axel Kicillof en el partido Boca- Gimnasia, poniendo de manifiesto sus inocultables intenciones de ser gobernador de la provincia de Buenos Aires?

¿Es Sergio Massa el puente para la neo colonización de EEUU dado que a su regreso de este país, inmediatamente se optó por descartar la construcción del Canal Magdalena, obra presupuestada en su mayoría por capitales chinos?

¿Será el extractivismo, explotado por el imperio del norte, nuestro destino final?

Quizá los administradores de los grupos sociales a los que pertenecemos nos eliminen de dicha comunidad por ser críticos al gobierno que votamos, pues, al igual que 6-7-8, piensan que la endogamia intelectual ayuda al Frente de Todos.

No sólo no es así, sino que en esta dialéctica interrumpida por el miedo a la crítica constructiva, los ultraliberales se preparan para ganar las próximas elecciones sin mover un solo dedo para la campaña.

Y ellos sí que sabrán aprovechar, de la manera más sanguinaria que podamos imaginar, los primeros 100 días.

Alejandro Lamaisón

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