
TEATRO, COMEDIA Y MONTAJES CINEMATOGRÁFICOS PARA SOSTENER LA ANTIPOLÍTICA.
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Ficciones
Toda la gestión de la alianza Juntos por el Cambio ha sido desde sus inicios un sofisticado montaje creado por profesionales para captar el voto del desprevenido y castigar a quienes descubrieran el fraude político que representaba esta nueva forma de hacer política y de gobernar.
Si bien en un principio Cambridge Analytica fue la compañía contratada para desprestigiar al peronismo tras haber obtenido información de millones de usuarios de Facebook sin permiso, la aplicación de tecnología digital en la producción de fake news fue prácticamente el modus operandi durante los cuatro años de gobierno del PRO.
Un asesor de imagen exitoso y un jefe de gabinete adicto al uso de focus groups fiscalizaban y comandaban la mascarada de un gobierno republicano, mientras el blindaje mediático judicial limaba todo tipo de contradicciones.
Hace pocos días, sin perder la costumbre, el ex presidente volvió a utilizar el montaje para impresionar a la sociedad y victimizarse ante potenciales seguidores.
Utilizando la amistad que mantiene con el juez Juan Manuel Culotta, condiscípulo del colegio Cardenal Newman y designado en forma irregular juez electoral durante la gestión de Cambiemos, Macri decidió hacerse un “autoallanamiento”.
En un sorpresivo operativo policial, Culotta ingresó con personal de su juzgado a la quinta “Los Abrojos”con el objetivo de obtener pruebas y acceder a las imágenes de las cámaras de seguridad del domicilio del ex mandatario para verificar si había violado la cuarentena.
La democracia como comedia
Este obsceno acting de un líder de cartón demuestra sin dudas que el montaje y las Fake News fueron y serán desde ahora en adelante las únicas estrategias de Juntos por el Cambio y sus aliados dado el vacío de propuestas que vienen demostrando desde que Alberto Fernández asumió la presidencia.
Si nos despojamos de ideologías y analizamos objetivamente todas las leyes que la oposición se niega a discutir en el Congreso, vemos que todas favorecen a las mayorías castigadas brutalmente por el gobierno de la alianza Cambiemos y perjudican apenas a una minoría ínfima del poder económico concentrado.
Incluso vemos como un partido como la UCR, traicionando todos los principios republicanos de Raúl Alfonsín se entrega pornográficamente a una derecha analfabeta y bestial, en un sainete indecoroso y decadente.
La sociedad del espectáculo y del montaje ha reemplazado aquellas antiguas estructuras mentales en la que la producción y el trabajo eran la base material para el desarrollo de una comunidad organizada.
Como todo es virtual y pocas veces comprobable, el periodismo de guerra ya ha sido activado por Clarín, La Nación e Infobae mediante el bombardeo constante de noticias falsas y distorsiones de la realidad.
Un enemigo de ficción
El equipo de Alberto Fernández intenta detener sin descanso esta deshonesta estrategia comunicacional con interminables aclaraciones públicas, pero la batalla resulta enloquecedora y desgastante.
El estado de esquizofrenia social que genera la representación y montaje de “un gobierno que aparentemente está a la deriva”, reproducido aviesamente por periodistas mercenarios de los medios destituyente resulta agotador y muchas veces fatal.
Si a esto sumamos la pandemia y la caída de las economías mundiales, poca esperanza queda para enfrentar los poderes fácticos que jamás cederán ni un milímetro de terreno aunque las estructuras materiales de la producción que lo sostienen se vengan abajo.
La crisis mató la economía pero unas pocas empresas no sólo se salvaron sino que cuadriplicaron sus ganancias durante la pandemia.
Cuando observamos que de sus copas repletas de riquezas no se cae ni una migaja, descubrimos que la teoría del derrame no es más que una comedia, una obra teatral protagonizada por una derecha cuyo líder seguirá negando a través del montaje ficcional la miseria real en la que dejó sumida a la mayoría del pueblo argentino.
Y los legisladores opositores al gobierno seguirán repitiendo ad infinitum en el Congreso el clásico guion de los poderes concentrados: “El aporte solidario a las grandes riquezas es un desaliento a la inversión privada y a la llegada de capitales”.
Alejandro Lamaisón