ADIÓS A LA DEMOCRACIA

EL 6 DE SEPTIEMBRE DE 1930 SE PRODUCÍA EL PRIMER GOLPE CÍVICO- MILITAR.
ÍNDICE DEL ARTÍCULO
EL GOLPE
El 6 de septiembre de 1930 se produce el primer golpe cívico-militar en la República Argentina encabezado por el teniente general José Félix Uriburu.
Con el derrocamiento del presidente Hipólito Yrigoyen quedaría inaugurada la institucionalización de la violencia política como mecanismo de aleccionar a las masas en caso de que en las urnas tuvieran el atrevimiento de manifestarse en contra de cualquier régimen conservador y oligárquico.
Uriburu ocupó la casa de gobierno como presidente provisional de la Nación, iniciando la llamada “década infame”, período en el que se realizaron los mayores negociados de corrupción y entrega indiscriminada del patrimonio nacional a las potencias británica y norteamericana.
Los fusilamientos, el uso de la picana eléctrica, la represión a estudiante y obreros y hasta el asesinato de un senador nacional fueron las características brutales de una forma de gobernar que se acrecentó a finales del siglo XX durante el Proceso de Reorganización Nacional.
Como era de esperar, la prensa escrita, encabezada por los diarios Crítica y La Fronda fue uno de los pilares de esta campaña en contra del gobierno constitucional de Yrigoyen.
La crisis internacional del 29 y una furiosa campaña de desprestigio interno encendieron la mecha de uno de los procesos más corruptos de nuestra historia nacional.
UN POCO DE HISTORIA
Félix Luna se encargará de describir detalladamente los acontecimientos del golpe de Uriburu, en donde señala que la revuelta se venía preparando al menos hacia seis años.
Los militares que lo encabezaban se dividían en dos bandos: por un lado los “liberales”, que anhelaban derrocar al poder ejecutivo, pero tratando de mantenerse dentro de los carriles institucionales. Esta fracción tendrá como uno de sus líderes al general Agustín P. Justo.
El otro grupo sería el sector “nacionalista” oligárquico, influenciado por el fascismo europeo, que buscaba una transformación radical del sistema político, aboliendo las elecciones libres, suspendiendo la constitución, los partidos políticos y creando un régimen autoritario.
Sus líderes irían desde sectores intelectuales antiliberales de renombre, como Leopoldo Lugones y Carlos Ibarguren, hasta facciones militares díscolas de segunda línea.
Desde su división en 1924, entre los sectores “antipersonalistas” y los “yrigoyenistas”, el radicalismo en su tercer gobierno irá sumando rivales todo el tiempo. Para 1930 confluirán en la oposición a Yrigoyen los conservadores, los demócratas progresistas, los radicales antipersonalistas y los socialistas independientes.
En este mismo año, el oficialismo perderá las gobernaciones de varias provincias y la clase obrera será la gran víctima del golpe de Uriburu, sufriendo una derrota, sin poder presentar batalla, producto de las políticas erráticas de sus direcciones, tanto sindicales como políticas.
UNA BURLA DEL DESTINO
El golpe a Yrigoyen abrió un nuevo tiempo en la Argentina: el de la alternancia entre gobiernos democráticos y dictaduras militares, que se cierra en 1983 tras la dictadura de la Doctrina de Seguridad Nacional y del plan neoliberal, impulsado por Jorge Videla, Emilio Massera, Orlando Agosti, Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y José Alfredo Martínez de Hoz, entre otros.
Esa forma de política impuesta a la fuerza con sangre del pueblo nacida un día como hoy pero de 1930, como una burla del destino, fue votada por la mayoría de los argentinos un fatídico diciembre de 2016.
Quedará en las futuras generaciones determinar cuáles fueron las causas de esta anomalía histórica, de esta distorsión de la realidad por la cual la mayoría de la sociedad argentina, en elecciones libres y democráticas, eligió ser gobernada nuevamente por sus propios verdugos.
Alejandro Lamaisón