¡ALBERTO!: ¿EN QUE TE HAS CONVERTIDO?

VENEZUELA EN LA MIRA DEPREDADORA DE ESTADOS UNIDOS
No es casual que en medio de la negociación con el FMI para tratar la pavorosa deuda externa que dejó el gobierno de Mauricio Macri, Argentina haya cambiado abruptamente el rumbo en su política exterior.
El gobierno argentino acaba de votar en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas a favor de mantener la injerencia de los EEUU en los asuntos internos de Venezuela.
Por el contrario, Méjico, nuestro único aliado en América Latina, se abstuvo dignamente de votar en contra del país hermano.
A partir de ahora la política exterior argentina estará condicionada por el FMI, por el banco mundial, por el BID y por la idea pueril y estúpida de buscar buenas relaciones con EEUU cuando eso jamás dio resultado.
Recordemos las relaciones carnales propuestas durante el menemismo y los resultados devastadores de esta pornocracia expoliadora.
Ahora se está regresando a la misma política exterior que tuvo Mauricio Macri con respecto a someterse incondicionalmente al país del norte y se está defraudando a quienes sostuvimos, mediante el voto al Frente de Todos, la esperanza de un cambio.
Argentina votó en contra de lo que es la tradición diplomática argentina, de la doctrina Drago de la no intervención y lo peor de todo es que votó acompañando a la tropa de lacayos rastreros que obedecen las órdenes de EEUU, de los peores gobiernos de Europa y de los peores gobiernos de América Latina.
Argentina votó con lo peor de la derecha latinoamericana, como por ejemplo Piñera, con Bolsonaro, con Lacalle Pou y aunque ya no esté en el gobierno, también votamos con Mauricio Macri.
Sólo faltaría que Alberto Fernández expulsara del país a Evo Morales y a Álvaro García Linera para que prácticamente no quede en pie ninguna medida dignificante de política exterior independiente.
La justificación del gobierno es que en Venezuela se violan los derechos humanos.
¿En Venezuela solamente?
¿Qué hacemos con Bolivia en el que una asesina usurpa un gobierno constitucional reprimiendo y encarcelando a todas las fuerzas opositoras?
¿Qué hacemos con Chile en el que las fuerzas represivas han dejado miles de muertos y detenidos, centenares de jóvenes sin ojos, a una adolecente empalada y a un chico arrojado por los carabineros de un puente?
¿Qué hacemos con Colombia en el que las muertes de dirigentes sociales, indígenas, feministas y ex guerrilleros que dejaron las armas para sumarse a la política se multiplican diariamente?
¿Qué hacemos con las torturas por parte de los norteamericanos en la prisión de Guantánamo?
Si tenemos todas estas preguntas tranquilamente el gobierno podría haberse abstenido en la votación, acogiéndose a la doctrina internacional en defensa de los derechos humanos.
Toda esta hipocresía tiene sólo un fin: EEUU se quiere quedar con el mar de petróleo de Venezuela y toda sudamérica lo apoya alegremente, a tal punto que Juntos por el cambio felicitó al gobierno por mantener la línea cipaya.
Mientras tanto, la derecha mediática- política y judicial no para de avanzar y el gobierno cede.
Es la continuación sin tapujos del condicionamiento económico y político de los países centrales para que jamás Latinoamérica pueda lograr la autonomía y la soberanía necesaria para crecer.
No es casual que ahora el FMI es mucho más bondadoso que antes y Kristalina Gueorguieva es una mujer abierta a las ideas progresistas con inquietudes sociales.
Esta acción retrógrada del gobierno nacional fue criticada duramente por la propuesta embajadora argentina en Rusia, Alicia Castro, por el presidente del Frente Grande Mario Secco, por Eduardo Sigal, referente del Instituto Patria y por el politólogo Atilio Boron.
Otras voces que se sumaron en contra de que Argentina se adhiriera al Grupo Lima fueron Proyecto Sur y FORJA.
Una verdadera lástima y un tremendo retroceso para la lucha contra el imperialismo ya que con esta actitud el gobierno ha perdido el apoyo de los únicos aliados que le quedaban en el cono sur: Venezuela, Cuba, Méjico y algunos países del Caribe.
Pero lo peor de todo es que ha decepcionado a quienes votamos por el fortalecimiento de la patria grande y por la independencia política y económica de una Argentina cuyas venas abiertas por la indiferencia de gobiernos timoratos, no paran de sangrar.
Alejandro Lamaisón