Según las encuestas de consultoras independientes, la presentación de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a presidenta sería la variable clave para una reelección del oficialismo en las próximas elecciones de octubre.

SI BIEN LA PRENSA HEGEMÓNICA INTENTA MINIMIZAR EL LIDERAZGO DE CRISTINA, VARIAS ENCUESTADORAS LA UBICARÍAN COMO POSIBLE GANADORA EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES SI DECIDIERA PRESENTARSE COMO CANDIDATA.

POR SIEMPRE CRISTINA

Según las encuestas de consultoras independientes, la presentación de Cristina Fernández de Kirchner como candidata a presidenta sería la variable clave para una reelección del oficialismo en las próximas elecciones de octubre.

Precisamente, la encuestadora Nueva Comunicación (que no podría adjudicársele simpatías por el Frente de Todos) acaba de publicar que “la presencia de la vicepresidenta en los próximos comicios es la figura de la política argentina que más votos podría traccionar en las urnas”.

Resulta de un cinismo cerril continuar buscado candidatos que ella misma puso para intentar negociar con una derecha salvaje y tosca, tales como Scioli, Alberto o Massa, a sabiendas que ellos siempre han querido un peronismo integrado al esquema de la dependencia de Estados Unidos y al capitalismo concentrado .

Asimismo, es axiomático que si Cristina se presenta, automáticamente se activará la maquinaria judicial aliada con la derecha para debilitarla y acorralarla como lo hizo en 2019, en un año en el que no solo se conocerá los fundamentos de su condena en el caso Vialidad, sino que podrían reabrirse los expedientes Hotesur-Los Sauces y el Memorándum con Irán, además de esgrimir nuevamente la “causa cuadernos”.

Cristina, contrariamente al discurso de los poderes concentrados y de los medios hegemónicos que la presentan como una especie de Subcomandante Marcos, siempre quiso negociar con el círculo rojo y los poderes fácticos al punto tal de expresar que “no pensamos perseguirlos, no pensamos atacarlos, no pensamos sacarles sus recursos, sólo queremos un capitalismo más inclusivo y autónomo en términos internacionales”.

Esta predisposición negociadora fue demostrada desde el momento en que decidió en 2015 poner a Daniel Scioli como candidato presidencial, aun cuando se evidenciaba su disgusto por la elección del ex funcionario menemista.

Incluso llegó a reunirse, pese a sus acentuadas diferencias ideológicas, con el embajador norteamericano y con la generala del Comando Sur de los Estados Unidos para demostrar su voluntad de acordar definitivamente con el establishment.

Como colofón,  en sus últimas apariciones públicas, aún luego de ser víctima de un intento de homicidio, continuó proponiendo a la oposición la concordia y mostrando predisposición a acuerdos políticos y sociales.

Todos y cada uno de estos gestos han sido minuciosamente ignorados, rechazados, ridiculizados y denunciados como si surgieran de una persona desquiciada o bien de una terrorista internacional.

Con estas experiencias vividas ¿Es justo pedirle a esta mujer que tiene al verdadero poder real en su contra que se postule nuevamente como candidata?

CON CRISTINA SE PUEDE Y ALCANZA

Si nos basamos exclusivamente en la razón, Cristina debería presentarse porque  volver a repetir la misma historia en la que ella delega el poder a otro ya la vivimos y salió mal. Hacer dos veces lo mismo esperando resultados diferentes sería una verdadera estupidez, aún con los atenuantes de que a Alberto le tocó bailar con la más fea (pandemia, guerra y deuda impagable con el FMI).

Asimismo, la idea de una delegación de la representación no sólo sería una estupidez sino entrar en una crisis de representación política extremadamente seria, de la cual sería imposible regresar.

El agujero simbólico que implica esta situación sería no solamente un suicidio para el movimiento peronista, sino también la capitulación definitiva de las convicciones de que dicho movimiento acarrea, como la justicia social y la soberanía popular.

Dicho en otras palabras, se podrá seguir votando candidatos peronistas, progresistas o de izquierda, pero los gobiernos serán siempre cómo la derecha quiera que sea.

En este sentido, si Cristina decidiera presentarse como candidata, sería absurdo que hubiera PASO, dado que ella no sólo tiene la mayoría de los votos (comprobado en el operativo clamor), sino que es la conductora y líder del espacio por naturaleza histórica y por acción política.

Quedará en la consciencia de los egos personales y las resistencias de quienes aspiran a ser presidentes bajarse de sus candidaturas para no dilapidar energía y desperdiciar la última oportunidad de retener un gobierno nacional y popular.

Por supuesto, siempre y cuando Cristina haga el inmenso sacrificio de aceptar lo que el destino le depara y que suceda algo que ningún argentino tenemos derecho a exigirle: Ser por tercera vez presidenta de todos los argentinos.

Alejandro Lamaisón

4 pensamientos sobre “CRISTINA PRESIDENTA

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