Monopolio comunicacional

Crítica sin tregua al gobierno de Alberto Fernández

Ni bien el equipo económico de Alberto Fernández aseguró que “no hay margen para mejorar la oferta a los bonistas en términos monetarios pero sí en las condiciones contractuales”, comenzó la crítica feroz de los medios hegemónicos. Lo mismo sucedió con el dictamen de mayoría logrado en la Cámara de Diputados para ampliar la moratoria impositiva.

Todo, absolutamente todo  movimiento que realiza el gobierno para paliar la crisis o bien para atenuar los efectos de la pandemia son editorializados por el periodismo mercenario del monopolio comunicacional para impedir el debate constructivo.

A sabiendas del vaciamiento monumental del gobierno de Macri y del riesgo que hubiese suscitado su continuación en el poder al haber suprimido ministerios fundamentales para enfrentar el coronavirus, redoblan la apuesta en brutales críticas vacías de contenido.

En este sentido, la acción de Alberto Fernández de reactivar el ministerio de salud casi en el debut de su gobierno fue un paso decisivo para empezar a cambiar el orden de las cosas, pese al mote de “infectadura” que le atribuyó inmediatamente la oposición.

Las consecuencias de esta rápida maniobra, desacreditada por la prensa hegemónica, evitó sin dudas las horribles estadísticas de muertos que hoy tienen algunos de los países limítrofes.

La reunión del presidente con el sector empresarial, su predisposición a hablar con cualquier medio periodístico que se lo solicite, el diálogo con los representantes de la economía popular y el manejo equilibrado de la pandemia es un claro ejemplo de que hay un grupo de gente que toma decisiones sobre lo que es urgente y otro grupo  minoritario que piensa sólo en arruinarlas.

Según el periodista Alfredo Saiad, hay una oposición que impedirá cualquier decisión del gobierno, ya que Clarín y Techint son los verdaderos conductores del país: el primero por intereses monetarios al ser titulares de bonos de la deuda y el segundo por intereses ideológicos.

La reunión del presidente con todos los sectores empresarios, el interactuar con medios opositores, el usar el protocolo de la política para resolver problemas demuestra la postura diametralmente opuesta al odio que se manifestó el 9 de julio y que se reproduce todos los días a través de la propaganda hegemónica.

No hay dudas de que la prioridad de Alberto Fernández y de sus ministros será lo que viene exigiendo la mayoría del pueblo que los votó, aunque dado el estado de excepción originado por la pandemia es apremiante implementar las siguientes medidas:

Reconstruir el Estado

Reformar la justica

Desarmar el aparato de espionaje ilegal

Revisar el régimen tributario

Luchar para terminar con los paraísos fiscales.

Incorporar la salud como un derecho universal

Apostar a ciencia, tecnología e industria farmacéutica.

Si el gobierno lograra llevar a cabo con éxito estos siete puntos, es muy probable que igualmente sea desacreditado por la crítica despiadada de Clarín, La Nación y la alianza de Juntos por el Cambio.

Pero si por algún milagro del destino esta oposición  fuera objetiva en su análisis, no sólo aportarían con su poder casi imperial a la reconstrucción de una Argentina más igualitaria y más justa, sino que se ganarían el respeto incondicional no sólo de los suyos, sino el de todos los argentinos.

Alejandro Lamaisón

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