Todos sabemos que desde que Cuba pasó a ser un ejemplo intolerable para la hegemonía capitalista global los yanquis se la tienen jurada al punto tal que durante 62 años los han asfixiado con un bloqueo inhumano, impidiéndoles importar insumos y exportar sus productos.

PESE A LA ASFIXIA ORIGINADA POR EL INHUMANO BLOQUEO IMPUESTO POR EEUU, CUBA RESISTE CON DIGNIDAD

SER REBELDE TIENE SU PRECIO

Todos sabemos que desde que Cuba pasó a ser un ejemplo intolerable para la hegemonía capitalista global los yanquis se la tienen jurada al punto tal que durante 62 años los han asfixiado con un bloqueo inhumano, impidiéndoles importar insumos y exportar sus productos.

Hoy, la pandemia ha potenciado el cerco fatal ya que su principal fuente de ingresos, el turismo, se ha visto reducido casi al cien por ciento, mientras que el bombardeo mediático desde Miami incitando a la rebelión reemplaza las antiguas invasiones armadas.

Si bien el pueblo cubano es permeable a la guerra mediática desatada por las agencias norteamericanas, fueron unos pocos centenares de personas las que salieron a protestar en contra del gobierno de Díaz Canel.

Sólo en la ciudad de la Habana, principal centro de la protesta, hay más de tres millones de habitantes, por lo que las manifestaciones están lejos de ser masivas, aunque preocupan al gobierno ya que estas obedecen a la logística de las agencias de inteligencia de EEUU.

CON LA MORAL EN ALTO

Cuba es un mal ejemplo para América Latina dado que ha desarrollado vacunas autóctonas contra el Covid, demostrando ser uno de los países con mejores estándares de salud pública del mundo.

Por tal motivo hay que boicotear ese triunfo bloqueándoles el acceso a jeringas, agujas y cualquier tipo de medicamento que necesiten importar.

En este monstruoso sentido, el gobierno de Joe Biden ha amenazado con severos castigos a las aseguradoras que requieren las compañías navieras para surcar los mares si son contratadas por buques que trasladen insumos o medicamentos hacia la isla.

Todavía el mundo no puede creer cómo un pequeño país caribeño ha resistido tantos años de bloqueo, de desestabilización contrarevolucionaria ejercida por 16 agencias de inteligencia (entre las cuales se encuentra la CIA) y el ataque constante de propaganda a través de las redes.

Quizá el apoyo moral de Francia, Reino Unido, Alemania y la mayoría de los países del mundo al votar todos los años en la ONU en contra del bloqueo ayuda a mantener la moral del pueblo cubano en alto, pero también la educación y el sentido de dignidad que brinda la soberanía potencia indudablemente la decorosa resistencia.

UN EJEMPLO DE RESISTENCIA

Ernesto Limia Díaz, vicepresidente primero de la Asociación de Escritores de Cuba dijo que “Díaz-Canel no llamó al desorden, a abusar de nadie; no llamó a linchamientos ni a la represión policial, que es lo común en este mundo hipócrita en el que se habla de libertad para imponer la dictadura de los poderosos. Díaz-Canel llamó a que no permitamos que progrese un golpe blando para justificar un pronunciamiento de la OEA pidiendo una intervención militar humanitaria, como han hecho en todos lares.

A diferencia de otras geografías muy cercanas, incluido Estados Unidos, no se vieron en las imágenes publicitadas escafandras ni palos; a nadie mataron como en Colombia ni le sacaron los ojos con balines como en Chile, ni le dieron golpes como en Estados Unidos a las protestas del movimiento por los derechos de los negros. El mundo pudo contemplar una imagen inusual: un presidente en el vórtice del huracán conversando, dialogando, explicando… Eso no se ve en ningún lugar de este Planeta. Su actitud resulta admirable, como admirable resulta el esfuerzo que está haciendo el país mientras su poderoso vecino se empeña en asfixiarlo para llegar después como salvador e imponer sus designios”.

Así es la justicia de este universo y así será por mucho tiempo.

La prueba está en que, mientras los cubanos intentan brindar ayuda humanitaria enviando vacunas al mundo, un barco que llega al país caribeño con ventiladores para salvar vidas, es obligado por EEUU a desistir de desembarcar en la isla, condenando a muerte a centenares de seres humanos, por el simple hecho de querer vivir y morir en libertad.

Alejandro Lamaisón

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