DE ESPÍAS E INQUISIDORES

La AFI y Comodoro Py usaban métodos de la Inquisición
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LA INQUISICIÓN
A pesar del esfuerzo de Clarín, La Nación e Infobae para ningunear la investigación por las escuchas ilegales, el juez federal Juan Pablo Augé y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide están esperando que les asignen turnos para indagar a la cúpula de la AFI, al secretario de Macri, a los directores de la central de espías y a los propios espías.
También se espera la confirmación del procesamiento por el espionaje al Instituto Patria y el desarrollo de la investigación por las escuchas a las personas detenidas en el penal de Ezeiza.
La red de espionaje de la AFI en connivencia con el poder judicial y el “Número Uno”, utilizaban desde antes de que asumiera el gobierno de Cambiemos una metodología similar a la inquisición española del siglo XV.
Y debemos reconocer que les dio resultado pues ganaron las elecciones.
En principio, se crearon causas secretas denominadas “precausas” que se abrían de oficio sin notificar al acusado, sin la participación de un fiscal y sin tomar estado público.
El inquisidor, por voluntad propia (non ad istantiam partes, sed ex officio), inicia el procedimiento, basándose en rumores o cualesquiera otros indicios o sospechas que tenga.
Estas causas clandestinas que activaba la AFI se basaban en denuncias anónimas en las cuales cualquier acusado de terrorista, narco o corrupción era llevado frente a un juez elegido por ellos, no por sorteo como corresponde.
En este paso, es fundamental la denuncia secreta, o delación. Esta modalidad es anónima, hasta tal punto que el acusado puede no distinguirla del proceso per inquisitionem (ex officio), pues el delator mismo puede aparecer en el proceso no como parte, sino como simple testigo.
La AFI decía: este sospechoso es peligroso y queremos investigarlo. Entonces, automáticamente ese juez secreto autorizaba a pinchar los teléfonos y a hacer los seguimientos correspondientes.
INTERVENCIONES Y SEGUIMIENTOS
Fue así que al finalizar el gobierno de Cristina Kirchner intervienen el teléfono de Parrilli armando una “precausa”, pero como debe renovarse ya que las mismas tienen vencimiento tuvieron que inventar una nueva causa.
En este sentido construyeron pistas falsas para demostrar que Parrilli protegía a un narco escondido en Paraguay cuyo nombre era Pérez Corral.
En 2016 Macri, Clarín y la justicia hacen correr la noticia de que Nisman fue asesinado y que todo apuntaba a Cristina Kirchner como la autora intelectual del crimen.
Le sacan la causa a la fiscal Fein y la pasan a la justicia federal de Comodoro Py. El fiscal Ercolini se hace de la causa y empieza la persecución hacia la actual vicepresidenta, ante el temor de que volviera a ganar las elecciones de 2019.
Para esto, inician una nueva “precausa” para implicar a Florencia Cocucci, una modelo amiga de Nisman. En agosto del 2016 la acusan de que una denuncia anónima asegura que la modelo estaba organizando un atentado Iraní contra España y la involucran con el ISIS.
Mientras extorsionaban a la modelo para que declarara en contra de Cristina en la causa Nisman, se desató un alerta internacional de terrorismo y se activaron las alertas rojas de todo el mundo. La situación se desmadró a tal punto que, ante la vergüenza irreparable de un escándalo internacional, el juez secreto de la precausa cortó de cuajo con la investigación.
LA PAMPA NO QUEDÓ EXENTA
Cabe aclarar que también en La Pampa este sistema inquisidor hizo de las suyas, pero como siempre con resultados patéticos.
Alan Ruiz, el ex jefe de Operaciones Especiales de la AFI durante la administración de Mauricio Macri, con la misma modalidad inquisidora armó también un par de causas contra el diputado provincial Taco Marín y el senador Marino.
A Marín se lo vinculó con el narcotráfico y a Marino se lo transformó en un enloquecido acosador sexual para que se bajara de la candidatura. Los funcionarios tenían los teléfonos encriptados y el espía pampeano sería alguien conocido del medio (¿periodista?
Las herramientas más conocidas eran inventar causas sobre la base de testigos guionados tanto en la AFI como en el juzgado de Garabano, como el caso de Fariña que reconoció públicamente la extorsión.
También el intercambio de favores o coimas millonarias, como el hotel en Mendoza entregado a Alejandro Vandenbroele.
UN SAINETE SIN MUCHO HUMOR
Como colofón de esta historia berreta de espionaje ilegal, las fotocopias de los cuadernos le dio la estocada final. El propietario de los opúsculos que “escribía como Cortázar y hablaba como Monzón” y que los había quemado en un asado familiar, por arte de magia volvieron intactos a sus manos.
Si no fuera porque el espionaje ilegal produjo tantas detenciones arbitrarias y tanta angustia en las personas involucradas falsamente, podríamos asegurar que si se presentara a concurso como sainete desopilante, el primer premio sería para Gustavo Arribas.
Aunque si como demuestran las últimas pericias, todos los caminos conducen a Macri, este se llevaría sin duda el premio mayor.
Alejandro Lamaisón