EL ETERNO SIMULACRO DE LA DERECHA LIBERAL

EN EL TEATRO DE LA DERECHA LIBERAL LOS PERSONAJES TIENDEN A DESENMASCARARSE CON FACILIDAD A LA HORA DE SOSTENER SUS ARGUMENTOS
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LAS DOS CARÁTULAS
El universo del simulacro aplicado a las campañas políticas viene teniendo éxito desde que su efectividad fue comprobada durante la guerra del golfo, en la que los espectadores sólo veíamos imágenes de videojuegos que asociábamos inmediatamente al conflicto bélico.
Estas, sumada a la estrategia nazi de “miente, miente, que algo queda” fueron utilizadas con excelentes resultados por Durán Barba para que anodinos personajes llegaran a la presidencia de sus respectivos países con el apoyo logístico (e interesado) de los medios de comunicación.
En Argentina, esta delincuencia moral, esta distorsión de los valores éticos que implica hacer de la mentira un método para llegar al poder y gobernar para acrecentar las riquezas de unos pocos en detrimento de las mayorías, empieza a develarse de manera estrafalaria y grotesca, como la personalidad de quienes la ejercieron.
Milei, Carrió, Vidal y un ejército de personajes de la derecha liberal con Macri a la cabeza han mostrado su verdadera cara luego que se les cayera la máscara mediática, a tal punto que si no fuera por el daño político, económico y social que infringen, serían apenas burlescos personajes de un sainete indecoroso.
MENTIME QUE ME GUSTA
En este simulacro perverso, en el que los potenciales votantes eligen un candidato cuyos atributos parecen sacados de un comic de Marvel, hay siempre un giño de connivencia del ciudadano para aceptar las promesas de los personajes, aún a sabiendas que jamás llegarán a cumplir lo prometido.
“Un pueblo que elige políticos corruptos, impostores, ladrones y traidores no es víctima, sino cómplice”, decía George Orwell, refiriéndose a la falsa conciencia que esgrimía cierta parte del proletariado queriendo parecerse al burgués que los explotaba.
Precisamente, el control de la subjetividad que ejercen los que diseñan las campañas políticas valiéndose de la dictadura mediática, logra que la sociedad olvide rápidamente las calamidades propiciadas por estos mismos candidatos y los reciclen transformándolos prácticamente en héroes de historieta.
Pero volvamos a sus principales protagonistas.
MILEI
Durante una entrevista con la conductora Viviana Canosa, el economista Javier Milei, imitando la voz de Mefisto, villano del universo Marvel, aseveró que “Macri es un delincuente”, refiriéndose al «robo de ideas que el ex presidente supuestamente realiza a su filosofía política. «Es irritante porque demostró que es un mentiroso. Es un ladrón de ideas, un ladrón de banderas», agregó.
Hoy comprobamos que Milei es un simulacro completo, plagiador de los principales autores austriacos de economía. Acaban de acusarlo, pruebas mediante, de copiar «palabra por palabra» a distintos intelectuales para escribir sus columnas de opinión y largos párrafos de todos los libros que publicó.
El plagio es tan extenso que sería imposible reproducirlo en este artículo, pero puede leerse sin dificultad en éste enlace.
CARRIÓ
Especialista en el simulacro escénico, puso el grito en el cielo y hasta dejó caer algunas lágrimas de indignación cuando se enteró del festejo de cumpleaños de Fabiola Yáñez en la que el presidente posó para una foto.
«Votamos chantas y quieren que tengamos estadistas» dijo al borde del infarto y se refirió a la posibilidad de un juicio político contra Alberto Fernández para que luego de que termine su mandato “vaya preso”.
Lo insólito de esta representación escénica es que el 26 de diciembre de 2020 Lilita Carrió festejó en Exaltación de la Cruz su cumpleaños con 70 invitados entre los que se encontraban varias figuras de la oposición, como Horacio Rodríguez Larreta; Diego Santilli; Mario Negri y Alfonso Prat Gay. Según declaró la cumpleañera, durante la fiesta hubo bailes, carnaval carioca y hasta un show de mariachis.
VIDAL
En este caso, el simulacro que ejerce la protagonista ya no pertenece al universo Marvel, sino más bien al de Walt Disney. El hada buena inicia su representación política desde aquellos tiempos en que se fotografiaba en Pilar forzando caminar sobre el barro durante la campaña 2015 junto al multidenunciado ex intendente Nicolás Ducoté, mientras prometía “más obras» para resolver la problemática, cosa que jamás ocurrió y las inundaciones continuaron.
El bucólico personaje dejó al descubierto su rostro más pavoroso cuando, haciendo uso de la necropolítica, recibió un chaleco utilizado para asistir a las víctimas en la Tragedia de Once. Este hecho que parece ser un pifie de la moral proselitista es lo cotidiano en una mujer que siempre ha utilizado los sentimientos de las tragedias colectivas para fines electorales.
UN TEATRO SIN MEMORIA
Es innegable que la cultura del simulacro llegó para quedarse y los sectores populares, permeables al poder, siempre caerán en la trampa de las falsas promesas que algunos políticos lanzan como confites cada cuatro años, aprovechándose de la frágil memoria del votante.
En este sentido, es urgente que los argentinos recordemos que hace apenas un año y medio, los mismos impostores que hoy nos prometen una salida a la crisis fueron los artífices de la misma.
Y que si el proyecto nacional y popular de Alberto y Cristina no logra consolidar su volumen político, seguramente ganará la derecha neoliberal, condenando al pueblo argentino a vivir para siempre entre la comedia engañadora, la sátira socarrona y la tragedia fatal.
Alejandro Lamaisón