En la relación entre ingreso, consumo e  inversión, el neoliberalismo y su famosa teoría del derrame sostiene que un sistema económico virtuoso consiste en que los ricos ganen cada vez más y acumulen dinero, de manera tal que ese excedente será utilizado para la inversión productiva.

SEGÚN LAS CIENCIAS ECONÓMICAS, QUEDA DEMOSTRADO QUE EXISTE UNA RELACIÓN INVERSA ENTRE EL INCREMENTO DE LA DESIGUALDAD EN EL INGRESO Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO.

LA TRÍADA INGRESO-CONSUMO-INVERSIÓN

En la relación entre ingreso, consumo e  inversión, el neoliberalismo y su famosa teoría del derrame sostiene que un sistema económico virtuoso consiste en que los ricos ganen cada vez más y acumulen dinero, de manera tal que ese excedente será utilizado para la inversión productiva.

En otras palabras, un aumento del ingreso de los millonarios permitirá incrementar su ahorro, el cual será destinado a mejorar la inversión.

Al invertir en bienes y servicios para la producción, esto traerá aparejado una mayor demanda laboral, o visto de otra forma, al aumentar la inversión aumentará el empleo, favoreciendo a los sectores populares o de menores ingresos.

Si a este proceso le adicionamos una reforma laboral con sus correspondientes flexibilizaciones, la competitividad aumentará escalonadamente hasta lograr una reducción considerable en la tasa de desocupación.

Dicha flexibilización laboral incluirá la eliminación de la indemnización por despido y de las vacaciones pagas, el aumento de horas de trabajo, la reducción de las jubilaciones y del salario bruto de los trabajadores.

Con estas medidas podría decirse que se lograría en el corto plazo limitar los riesgos de pérdidas financieras para los capitalistas y aumentar abruptamente la rentabilidad de las empresas, además de la gradual reducción del déficit fiscal.

En Argentina, al asumir Macri en  diciembre de 2016 inmediatamente se puso en marcha este plan económico e incluso se profundizó al transferir las ganancias de los sectores medios y bajos a las empresas proveedoras de servicios públicos a través de un aumento alucinante en las tarifas.

Según el Doctor en Ciencias Económicas de l’Université de Paris, Bruno Susani, las variables matemáticas de economía aplicada a la estadística dieron los siguientes resultados:

La parte del ingreso del 10 por ciento de los que más ganan se incrementó en la mayoría de los casos en más del 100 por ciento, mientras que la del 50 por ciento de los que menos ganan disminuyó considerablemente.

El consumo, motor que mueve la economía de acuerdo a la demanda, bajó un 6,7 por ciento y la pobreza se incrementó en 10 puntos, mientras que el PBI se contrajo un 4 por ciento y la inversión disminuyó un 12 por ciento.

Precisamente, este aumento del 10 por ciento en el ingreso de los más ricos, este aporte millonario a las grandes empresas nacionales y transnacionales, no se utilizó en inversiones, ni para ampliar la capacidad productiva de las empresas, ni siquiera para el consumo, tan necesario para mover la economía local.

Esta híper rentabilidad de los más ricos se fugó a los paraísos fiscales.

Cabe aclarar que también se utilizó para el consumo, pero no en nuestro país, sino en la adquisición de bienes inmuebles en Miami o Punta del Este.

En este sentido, se cae matemáticamente por su propio peso la falacia de que existe una correlación entre el empobrecimiento de la mayoría, el enriquecimiento de una minoría y el crecimiento económico.

Lo que sucederá será todo lo contrario.

INGRESO KEYNESIANO VS. INGRESO NEOLIBERAL

En un sistema económico, cuando se incrementa en un 1 por ciento la participación en el ingreso total de un país de parte del 20 por ciento que más gana, se observará durante los 4 o 5 años siguientes una caída en la tasa de crecimiento del 0,1 por ciento. A la inversa, cuando el ingreso del 20 por ciento de los más pobres se incrementa un 1 por ciento, la tasa de crecimiento sube un 0,4 por ciento tomando como base el mismo período de tiempo.

En conclusión, queda demostrado que existe una relación inversa entre el incremento de la desigualdad en el ingreso y el crecimiento económico, o dicho de otra forma, a mayor desigualdad menor crecimiento económico.

Según Keynes, si se aumentan los ingresos del 5 por ciento de la sociedad que más gana, esto no provocará ningún aumento en el consumo, dado que los multimillonarios sólo pueden gastar en consumo una parte muy pequeña de sus ingresos, mientras que los sectores de ingresos medios y bajos gastan todo lo que reciben.

En cambio, si se aumentan los salarios en el 50 por ciento de los que menos ganan, esto implica que todo ese incremento en el ingreso se destinará en su totalidad al consumo.

Cabe aclarar que la demanda de los sectores populares siempre serán elementos de primera necesidad, es decir alimentos, ropa, calzado, esparcimiento, útiles escolares y cultura. Inversamente, a medida que se incrementa el ingreso personal, el consumo disminuye y lo posible de ser invertido o no dependerá de la demanda global (por ese motivo el Estado siempre tiene que estar presente para regular).

De tal manera queda demostrado matemáticamente que existe una relación entre el incremento del ingreso de los más ricos y la caída de la tasa de crecimiento.

A la inversa, cuando se incrementa la parte del ingreso que se destina al 20 por ciento del que menos gana, sube la tasa de crecimiento.

Esto que Keynes demuestra en la teoría económica, el peronismo, el progresismo y la centroizquierda lo viene llevando a la práctica desde hace décadas, con justicia social y con movilidad social ascendente.

Serán Juntos por el Cambio, libertarios y ultraliberales quienes se encargarán de tergiversar las leyes de la economía clásica en beneficio de los que más tienen, apelando como de costumbre al realismo mágico y a las emociones en detrimento de las ciencias económicas y la razón pura.

Alejandro Lamaisón

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