LA DISTOPÍA DEL NEGACIONISMO

EL NEGACIONISMO NO SÓLO ES POTESTAD DE QUIENES NIEGAN LAS ABERRACIONES DE LA DICTADURA MILITAR, SINO TAMBIÉN DE QUIENES BORRAN DE SU MEMORIA A AQUELLOS QUE NOS GOBERNARON HASTA HACE APENAS DOS AÑOS.
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EL NEGACIONISMO ATROFIA LA EXPERIENCIA
El Covid y el negacionismo son dos pandemias que aún no han podido erradicarse definitivamente. Para la primera, afortunadamente existe ya una vacuna; para la segunda no.
Las PASO pasaron y todos festejaron, aunque una sensación agridulce pareció opacar las sonrisas impostadas de los candidatos, tanto del oficialismo cómo de la oposición.
El único que se dio el lujo de festejar como un chico en Disneylandia fue Javier Milei, quien obtuvo un inesperado caudal de votos proveniente de los barrios más pobres de la CABA.
En este escenario de negacionismo epidemial, el Frente de Todos perdió cuórum propio en el Senado y achicó su representación en Diputados, lo que implicará más palos en la rueda para aprobar leyes en el Congreso.
Por su parte, Juntos por el Cambio no logró aumentar su caudal de votos cómo lo esperaba para satisfacer su trastorno obsesivo compulsivo de arruinar definitivamente al kirchnerismo, los cuales fueron directamente a Milei o Espert.
Pero los verdaderos ganadores de estas elecciones, fueron los medios hegemónicos, que con sus operaciones mediáticas y fake news lograron modelar la intención de votos de una sociedad atormentada psicológicamente por la pandemia y la inflación.
También ganó, gracias al negacionismo de las conquistas laborales, el anhelo de muchos empresarios codiciosos que se frotaban las manos esperando que tarde o temprano llegue la anulación de la indemnización por despido.
Con este nuevo escenario se supone que a partir del 30 de diciembre, el peronismo tendrá que buscar alianzas impensadas con el FIT y el neoliberalismo de Juntos por el Cambio con toda la coalición de centroderecha y con los mal llamados libertarios.
A pesar de que Alberto Fernández gobernó hasta ahora un país quebrado y fundido (y sí es necesario en este caso el “ah, pero Macri”) y con una pandemia que paró al planeta, el electorado creyó más en las propuestas neoliberales de los mismos depredadores que lo dejaron en bancarrota.
Parecería que la batalla cultural dada por los gobiernos progresistas en todo el mundo viniera sufriendo bajas importantes ante el avance de las derechas más bestiales del tipo Milei-Espert; un planeta conquistado por el negacionismo, la incertidumbre del mercado, las distopías y las rarezas presuntas.
Sin ir más lejos, el negacionismo argentino, otrora potestad de quienes se resistían a reconocer las aberraciones de la dictadura militar, se ha propagado en el tejido social persuadiendo al electorado a votar en las PASO a sus propios verdugos, negando las políticas devastadoras aplicadas hace apenas dos años por los neoliberales.
La mayoría de los votantes han expresado en las urnas su descontento con las políticas económicas implementadas por un gobierno que, si bien no logra hacer pie en un mar de demandas insatisfechas, intenta encarrilar una macroeconomía devastada por la pésima administración anterior.
NEGACIONISMO Y REALIDAD
Una cosa es aplicar el negacionismo con lo que se hizo y otra cosa es reconocer lo que falta aún hacer.
1) Se ha logrado un crecimiento del PBI entre el 9 y el 10 por ciento (el Reino Unido creció un 6,8, Francia un 6,3 y España un 5,7 por ciento).
2) Se ha recuperado hasta el mes de septiembre el empleo con 54.000 nuevos puestos de trabajo y 326.900 en el año, es decir un 3 por ciento más respecto al anterior.
3) Se ha incrementado el consumo en un 2,6 por ciento respecto de igual período de 2019, mientras que el turismo ha llegado al récord de los últimos años.
4) Respecto al comercio exterior, el aumento en las exportaciones alcanza su mayor nivel desde 2013, demostrando que el dólar es favorable para exportar ya que nadie guarda en silo-bolsa. En tal sentido, queda demostrado que el excesivo aumento del dólar ilegal es ficticio o sólo una burda presión del mercado para desestabilizar al gobierno.
5) Hay superávit de balanza comercial de 12.322 millones de dólares.
6) El aumento de la recaudación fiscal del 58,7 por ciento es la mayor que se conoce desde el 2015.
Resta aún solucionar nada menos que la inflación endémica que ineluctablemente arrastra a la pobreza a miles de argentinos y la colosal deuda adquirida con el FMI.
La primera podría ser achacable al gobierno de Alberto Fernández.
La segunda, en cambio, es responsabilidad de quienes, quizá, por culpa del negacionismo endémico, en apenas dos años, vuelvan a manejar nuevamente los destinos de nuestro país a través del voto popular.
Alejandro Lamaisón