Empleado Público

Aún en cuarentena ellos siguen trabajando
La gran mayoría de los adláteres del neoliberalismo han tenido que retroceder en chancletas y al menos revisar sus argumentos a favor de la reducción del Estado a su mínima expresión.
Como una burla del destino la cuarentena obligó a todo el planeta a paralizar su producción habitual de bienes y servicios y a depender exclusivamente de la acción del Estado para enfrentar las consecuencias devastadoras de un hecho social total: el Coronavirus.
Esta pandemia ha desnudado una ideología de cuarenta años de expoliación de recursos de los pobres hacia los ricos dado que el virus se ha colado por aquellos intersticios que dejó el vaciamiento de lo público, la mercantilización de la salud y la banalización de la seguridad social.
No son los ceos de los gobiernos de derecha los que tuvieron que salir a la calle a trabajar para atender las necesidades de la población en general ni los parlanchines economistas mediáticos que pregonan a los cuatro vientos la reducción del gasto público. Tampoco los poderosos de siempre, aquellos cuya copa rebalsada de pingues ganancias iba a derramar lo que sobrara sobre la clase obrera demostraron ni una pizca de solidaridad ante las urgencias propias de un estado de excepción.
Fueron y son nada menos que los empleados públicos los que están sosteniendo y evitando que el mundo se derrumbe.
Son aquellos a los que La Nación, Roca, Rattazzi y todos los funcionarios del gobierno anterior definieron despectivamente como “ñoquis” quienes salen todos los días a la calle para curar en los hospitales, para pagar nuestros sueldos y nuestras jubilaciones en las reparticiones públicas, para que todos los servicios esenciales funcionen correctamente y, en definitiva, para sostener ese difamado “Estado benefactor” que afortunadamente, como el ave Fénix, ha vuelto a renacer.
Que una ideología provocadora de 30.000 desaparecidos deteste y calumnie al empleado público en definitiva termina hablando bien del mismo.
Algo bueno habrán hecho.
Alejandro Lamaisón