GOBERNAR NO SIEMPRE ES EMPATIZAR

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LO PEOR DE LA PANDEMIA DE COVID NO ES QUE MATA A LOS CUERPOS, SINO QUE DESNUDA LAS ALMAS.
Y ESE ESPECTÁCULO SUELE SER ATERRADOR.

Rodriguez Larreta y su cinismo

CUANDO EL MARKETING POLÍTICO TIÑE DE AMARILLO LAS DECISIONES DE UN GOBIERNO

El presidente Alberto Fernández tomó la decisión que debía tomar independientemente de la opinión pública, difícil resolución en un año de elecciones, pero correcta en cuanto a la única estrategia para frenar los contagios de Covid.

Por el contrario, el discurso efectista y sobreactuado de Rodríguez Larreta, no fue más que la típica estrategia marketinera del candidato político en pleno lanzamiento de su campaña.

Con el cinismo que lo caracteriza desde que asumió la función pública, Rodríguez Larreta hizo una fingida defensa al derecho a la educación diciendo exclusivamente lo que cualquier argentino quiere escuchar: “la prioridad para nosotros es la educación”.

Siguiendo el manual sagrado de Durán Barba, bien armado y lleno de frases hechas, el jefe porteño lanzó mirando fijamente a la cámara que lo enfocaba un sinnúmero de oraciones de las cuales todos coincidimos en sus contenidos, pero que en la realidad son imposibles de plasmar.

La pandemia se ha llevado puesto todo el capital simbólico que, maquiavélicamente, este personaje votado por la derecha argentina, quiere manipular a su favor.

Rodríguez Larreta no gobierna, sino que lee encuestas y en base a ello lanza un discurso carente de sustento científico, ya que no puede arrojar ni una cifra concreta y su único objetivo es mantener una prematura candidatura que no tiene.

¿Por qué no se reunió previamente con él el presidente?

Porque de nada sirve dialogar con una persona que sólo está dispuesta a consensuar si obtiene algún beneficio personal, para él o su partido.

Gobernar no siempre es empatizar con la opinión pública, como es el caso de ésta decisión que tuvo que tomar Alberto Fernández de restringir la movilidad ciudadana en un momento en el que el trabajo escasea y la inflación arrasa con la economía familiar.

Por el contrario, Larreta se guía por los estudios de opinión emitidos por expertos en donde prima la candidatura por sobre el bien público y en donde se lanzan promesas como confites arrojados a una masa de posibles votantes, sin importar su efectiva sustentabilidad real.

No puede haber un punto de conciliación entre el gobierno del Frente de Todos y el de Juntos por el Cambio, ya que ambos tienen un modelo de país antagónico.

Cuando gobernó el partido de Rodríguez Larreta, el financiamiento de la educación perdió casi un tercio de su participación en el presupuesto nacional. El gobierno de Cambiemos eliminó, además, la paritaria federal, lo que dio lugar a numerosos paros y provocó una creciente desigualdad para los salarios docentes en todo el país. El sueldo inicial de un maestro perdió 44 puntos contra la inflación entre 2017 y 2018, y la falta de inversión se refleja en los problemas de infraestructura que presentan las escuelas.

Si Juntos por el Cambio hubiese tenido real interés en la educación, durante los 4 años del gobierno de Mauricio Macri no hubiesen desfinanciado y fragmentado el sistema educativo como lo hicieron, disminuyendo en un 35% el presupuesto educativo.

Todos los argentinos estamos de acuerdo  y deseamos encarecidamente que vuelvan las clases presenciales de manera segura y cuidada, pero no por ello arriesgaremos la salud y la vida de nuestros seres queridos, mucho menos para alimentar el cinismo de una clase social que, entre la desidia y el oportunismo político, nos siguen tomando por estúpidos.

Alejandro Lamaisón

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