En estos tiempos de guerra, en los que las necesidades sanitarias se multiplican y las provisiones del exterior suelen ser determinantes para asegurar la asistencia médica a enfermos y heridos, Médicos sin Fronteras está siempre presente en todas las zonas de conflicto.

JUAN PABLO SÁNCHEZ, RECIÉN LLEGADO DE UCRANIA, RELATA SUS EXPERIENCIAS COMO MÉDICO SIN FRONTERA

DIAS DE GUERRA

En estos tiempos de guerra, en los que las necesidades sanitarias se multiplican y las provisiones del exterior suelen ser determinantes para asegurar la asistencia médica a enfermos y heridos, Médicos sin Fronteras está siempre presente en todas las zonas de conflicto.

Hace unas semanas, Juan Pablo Sánchez (40), un médico oriundo de El Bolsón volvió al país luego de un viaje que lo convocó como miembro del proyecto humanitario en Ucrania.

Sánchez se especializa en terapia intensiva y en 2016 se unió a MSF; a partir de allí trabajó en 11 crisis humanitarias, entre ellas Yemen, Camerún, Mozambique, Venezuela y en los barcos de rescate en el Mediterráneo.

En Ucrania estuvo de marzo a junio de este año, período en el que se desempeñó como Gestor de Actividades médicas.

¿Qué es lo que está viviendo en estos momentos el equipo de MSF en Ucrania y qué objetivos se han propuesto llevar a cabo, teniendo en cuenta que cada zona de conflicto tiene distintas necesidades?

Hay varios equipos de MSF desplegados en todo el país, en zonas donde está el conflicto activo y en otras más tranquilas. Nuestra función es acompañar a civiles y menores de edad afectados que se desplazan hacia el este del país, territorio donde aún existe cierta tranquilidad, para ser atendido por nuestros médicos.

Acceder a la zona del este, lugar de focos más activos, es muy difícil para cualquier organismo, incluso los de ayuda humanitaria. También es difícil salir de esa zona, dado que nunca hay cese al fuego. La mayoría de la población queda atrapada y con el correr de los meses vemos que ya no tienen acceso a los recursos básicos, tales como comida, agua, higiene, medicamentos y sistemas de salud.

Nuestra misión es ingresar en esa zona, en automóviles y camionetas con el logo de MSF y con la ayuda de los choferes- que generalmente son bilingües- sortear la gran cantidad de retenes que encontramos en todo el trayecto.

En primer lugar se nos informan las medidas de seguridad y de mantenimiento de la integridad física y mental, como por ejemplo hablar con tranquilidad, apagar la radio, sacarnos los anteojos y siempre tener las manos a la vista.

Los choferes siempre nos piden que no hagamos movimientos bruscos, porque hay mucha tensión y cualquier movimiento extraño puede desatar un accionar violento por parte de las fuerzas militares”. 

MSF tiene protocolos de seguridad para cada lugar en el que desembarca. En el caso de Ucrania, un equipo solamente dedicado a la seguridad evalúa los riesgos y las actuaciones previamente a cada campaña. El lema de MSF es que la seguridad de sus integrantes es prioritaria. Si no somos capaces de cuidarnos nosotros nuestra función no tiene sentido ya que no podemos cuidar a nadie.

¿Cómo es el sistema de salud en Ucrania?

Ucrania tiene un sistema de salud muy desarrollado, situación que lo diferencia con otros países donde hemos tenido que empezar de cero.

En este sentido MSF cumple una función de apoyo a los hospitales y centros de salud, trabajando en colaboración con las autoridades del lugar y reforzando la infraestructura ya existente.

Nuestra función es que no se corte la cadena de abastecimientos, asegurando la provisión de insumos médicos esenciales, mejorar las condiciones edilicias en donde se requiera y controlar los stocks en los bancos de sangre para tratar shocks hemorrágicos.

También nos ocupamos de que no falten elementos no médicos, como repuestos automovilísticos para reparar las ambulancias.

DIARIOS DE LA GUERRA

La guerra es “la suma de todos los males”, dijo alguna vez el escritor inglés John Milton (1608-1674), dado que no solamente hay pérdidas humanas y materiales. También hay una gran cantidad de población desplazada que no sólo hay que atenderlas por los traumas de la guerra, sino también embarazadas, personas con enfermedades crónicas, como hipertensos o diabéticos, menores de edad sin compañía y todo tipo de población vulnerable.

“MSF trabaja mucho sobre víctimas de violencia sexual, dado que en situaciones de guerra aumentan en un porcentaje desproporcionado y los gobiernos, ante el caos que produce un conflicto armado, les resta importancia”.

Según Sánchez, se trabaja mucho en la salud mental de los pacientes, dado que muchas personas, aparte de vivenciar el horror de la guerra se tiene que desplazar y los síntomas que aparecen son la falta de sueño, los ataques de pánico y su consecuencias manifiestas, como el estrés y la somatización.

Hay dos áreas en Ucrania –explica Sánchez:

Una es donde el conflicto está muy activo y se puede ingresar poco o nada, con algunos lugares que son prácticamente inaccesibles para la ayuda humanitaria y otras con personas viviendo desde hace semanas sin ningún tipo de calidad de vida, sin agua, luz o energía para la calefacción, sin asistencia médica, con muchos hospitales afectados y que no están recibiendo asistencia médica ni humanitaria.

Otra área es donde están las zonas en las que, por momentos, se abre un corredor y se permite salir a la gente para recibir atención médica o bien para emigrar hacia el este.

¿Cuántos integrantes de MSF trabajan actualmente en Ucrania y cuál es su rol?

“En estos momentos hay 700 personas trabajando en el todo el país, siendo la mayoría ucranianos. Entre todos, trabajamos en formación, capacitación y contención, además de encargarnos de identificar las necesidades técnicas de los hospitales de cada región”. Todas las misiones que ha tenido Sánchez han sido conflictos bélicos, poblaciones desplazadas, poblaciones vulnerables, “Trabajamos con un montón de protocolos propios de MSF, pero son parientes de los derivados por la Organización Mundial de la Salud. Es importantísima la formación en nuestras tareas humanitarias. Buscamos identificar las necesidades médicas del personal y evaluar las deficiencias técnicas”, sostuvo.

GUERRA Y VIDA COTIDIANA

En situaciones de guerra, uno de los trabajos de MSF incluye los entrenamientos en protocolos de seguridad ante un posible ataque militar.

Un hecho curioso que pudo observar Sánchez es la naturalización del conflicto por parte de los ucranianos al punto tal de resistirse a asumir la situación de vulnerabilidad a la que son sometidos de manera cotidiana, como por ejemplo ignorar los sistemas de alarma por amenaza aérea. “En medio de un entrenamiento teníamos que parar y seguir el protocolo de seguridad.  La gente de allí estaba tan acostumbrada a los bombardeos que lo tomaban como algo natural y se negaban a ir a los búnker de seguridad- relataba Sánchez- como nadie sabe cuánto tiempo va a durar el conflicto, la gente continúa con su rutina normal, trabajando como si nada sucediera”.

Dentro de la zona de conflicto, el médico relató que uno de los focos más estresantes fue el manejo y traslado de pacientes politraumatizados. Otro devino de los posibles escenarios que podían cercenar cualquier esfuerzo, como los potenciales ataques a cualquiera de las cinco plantas nucleares de Ucrania.

A nivel logístico, uno de los esfuerzos de MSF es asegurar e intentar mantener la cadena de suministros de insumos médicos y esenciales para que lleguen a los hospitales.

800 toneladas de insumos más kit de emergencia de donaciones deben distribuirse en todos los focos de conflicto, pero antes deben cumplir con los protocolos de regulación que tiene cada país.

“Esta actividad optimiza más los recursos y las personas donantes se sienten más seguras al saber que sus aportes tienen un destino racional y transparente”- sostuvo Sánchez.

Cabe aclarar que sólo un tercio del personal es médico. El resto pertenece  a logística y su función es tan importante como la nuestra, ya que se encargan de llegar con insumos a las áreas más afectadas.

LA GUERRA Y SUS SECUELAS

¿Cómo se maneja en la guerra el estrés o el impacto emocional?

Uno desarrolla herramientas para manejar el estrés. En lo personal yo estoy ahí para dar una mano, para ayudar. Lo que yo aporto es mínimo pero el hecho de hacer algo ante tanta consternación da motivación para seguir adelante. Al terminar la misión es cuando pienso que es lo que hice bien y que pude haber hecho mejor. No tengo tiempo para estresarme.

Ante tanta desesperanza y necesidades, cada uno de los que estamos, aportamos lo nuestro con el alma, dado que cada uno elige su propia guerra, ya sea en una zona de conflicto o en su vida cotidiana.

¿Cuál ha sido su misión más enriquecedora tanto en lo personal como en lo profesional?

La guerra de Ucrania es importante, pero el hecho de estar exageradamente mediatizada ha opacado las otras guerras que, sin restarle importancia a ésta, son mucho más devastadoras a nivel humano.

MSF está poniendo muchísimos más recursos en Yemen, Mozambique, Camerún y otros países que, a diferencia de Ucrania, no tienen una estructura sanitaria desarrollada y la población se encuentra al borde del colapso.

Jamás MSF se ha sometido a ningún tipo de presión política o mediática, motivo por el cual su prestigio permanece impoluto y pasible de ser considerada una de las organizaciones más transparentes del mundo.

Alejandro Lamaisón

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