La vuelta al día en ochenta mundos es un libro que no se agota en una sola lectura, sino que se puede leer en cualquier orden, saltando de un mundo a otro según nuestro interés o nuestro azar.

LOS MUNDOS DE CORTÁZAR SON UN COLLAGE DONDE SE RECORRE UN LARGO Y VARIOPINTO ITINERARIO EN DONDE TODOS LOS ACTOS, TODOS LOS TIEMPOS (PRESENTE, PASADO Y FUTURO), OCUPAN EL MISMO PUNTO, SIN SUPERPOSICIÓN Y SIN TRANSPARENCIA.

MUNDOS REALES Y NO TANTO

En 1967, Julio Cortázar publica La Vuelta al Día en Ochenta Mundos, un libro que desafía las convenciones del género y la forma, y que propone una visión lúdica, crítica y creativa de la realidad.

El título es un juego de palabras con La vuelta al mundo en ochenta días de Julio Verne, y el contenido es una mezcla de cuentos, ensayos, poemas, citas, fotografías, dibujos y collages que reflejan las influencias literarias, artísticas, musicales y políticas de Cortázar.

El libro, publicado en dos tomos, se puede leer como una invitación a explorar los múltiples mundos que coexisten dentro de este mismo planeta, desde los más cercanos y cotidianos hasta los más lejanos y fantásticos.

Cortázar nos muestra, no sólo en este libro sino en todas su vasta obra, su fascinación por el jazz, el boxeo, el cine, los animales, los juegos de palabras, las culturas indígenas, el surrealismo, el humor y la imaginación.

Pero también, como quien habita varios mundos a la vez, nos revela su compromiso con las causas sociales, su denuncia de la violencia, la injusticia, el imperialismo y la alienación.

Esta obra creativa por su originalidad y recreativa por su invitación al juego, plagada de invenciones, homenajes, digresiones y retratos, se adelanta a su tiempo, y dialoga con el nuestro para brindarnos una propuesta de resisitencia al sentido común.

EL MEJOR Y EL PEOR DE LOS MUNDOS

La alternativa de poder leer otros mundos a partir de una obra única en su género, en un contexto de crisis global, de cambios acelerados y de pérdida de valores y de sentido, suele ser un alivio para sobrellevar la crudeza de una realidad absurda y despiadada.

Hoy, el desorden moral y la frustración de las metas colectivas en las que estamos insertos, favorecen al aislamiento, al individualismo y a la violencia.

En este sentido, los contrastes entre el Jazz de vanguardia y la música pop, la imaginación al poder vs. las abatidas democracias, el surrealismo, la patafísica y el situacionismo vs. el fascismo, hacen que esa frescura de libertad que transmite Cortázar se manifieste en la negació a aceptar lo instituído. 

Frente a este escenario, el autor de «Rayuela» nos propone una actitud lúdica, crítica y creativa, nos invita a cuestionar las normas impuestas por el sistema, a buscar otras formas de ver y vivir el mundo, a abrirnos a la diversidad y al diálogo, a ejercer nuestra libertad y nuestra responsabilidad.

Cortázar nos anima a darle la vuelta al día en varios mundos posibles, a descubrir lo maravilloso en lo cotidiano, a jugar con el lenguaje y con la realidad y a aprender a ser lectores activos, creando nuestra propia obra de arte.

MUNDOS ALTERNATIVOS

La vuelta al día en ochenta mundos es un libro que no se agota en una sola lectura, sino que se puede leer en cualquier orden, saltando de un mundo a otro según nuestro interés o nuestro azar.

Con sólo leer algunas páginas uno siente que debe ir por más: de seguir a Cortázar hasta Duchamp, y de ahí saltar a Boris Vian, pasando por Rimbaud y por Thelonious Monk.

Es un libro que nos interpela y nos desafía constantemente, apelando a la experiencia estética y ética que nos hace pensar, sentir y vivir en verdadero universo cortazariano.

Asimismo es un libro-objeto, ya que incorpora viñetas, fotografías y dibujos, preparados y dispuestos por otro Julio- Silva- para que el lector se sumerja en un viaje lleno de sobresaltos, travesuras y sucesos, casi como en las novelas de aventuras del otro Julio- Verne- al que Cortázar no deja de celebrar de principio a fin.

En conclusión, la obra muestra la formación universal del autor y puede considerarse como su enciclopedia personal en donde se incluyen sus reflexiones sobre la literatura, el mundo, su posición política, su creación poética, sus lecturas y autores preferidos, sus descubrimientos por analogías y su sentido del humor

Por último, nada podría definir mejor el sentido de la obra que el propio autor:

“Todo participa de esta respiración de la esponja en la que continuamente entran y salen peces de recuerdo, alianzas fulminantes de tiempos y estados, y materias que la seriedad, esa señora demasiado escuchada, consideraría inconciliables”

Alejandro Lamaisón

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