MENTIME QUE ME GUSTA

EL GOCE ESTÉTICO ANTE LA MENTIRA MEDIÁTICA
ÍNDICE DEL ARTÍCULO
UN PODEROSO ENEMIGO
Hay momentos en los que las fuerzas flaquean y se comienza a bajar los brazos.
La lucha es demasiado desproporcionada.
Todo el trabajo realizado desde la perspectiva de la contrainformación, ya sea a través de portales digitales autogestionados u otros medios alternativos resulta demasiado exiguo frente a tanto poder mediático protegido incluso por la impenetrable coraza de una justicia acorde a sus intereses corporativos.
Si bien contamos con el capital de la independencia de los medios comerciales para tejer nuestras propias redes informativas y unos saberes distintos de los que se constituyen a través de la acción de las instancias de poder, el establishment siempre lleva las de ganar.
¿Cómo hacer frente a un monopolio comunicacional que posee casi la totalidad de la prensa, la tv paga, la internet, la telefonía y hasta un convenio firmado con la compañía estadounidense Hughes para el uso del satélite Arsat, facilitado por la gestión macrista?
¿Cómo develar la mentira cuando no existe una justicia dispuesta a castigarla?
La impunidad que tiene hoy las falsas noticias es tan inabarcable que, hasta cierto punto nos da lo mismo que se le añada un milímetro más, y allá vamos, en un mundo donde la posverdad se superpone a la capacidad de reflexionar acerca de lo relativo de la verdad.
LA IMPUNIDAD DE LA MENTIRA
Hoy resulta que hay pruebas contundentes de que “la morsa” no era Aníbal Fernández, sino un ex agente de los servicios de inteligencia llamado Julio César Posse, alias “la morsa”, pero mientras tanto Jorge Lanata destruyó durante años el honor y la integridad de una persona. Y nadie se hizo ni se hará cargo.
Hoy quedó demostrado judicialmente que la tragedia de Once no fue culpa de un secretario o ministro corrupto del gobierno de Cristina, sino la responsabilidad de un motorman que se le ocurrió anular el dispositivo “hombre muerto”. Por este motivo hay gente presa injustamente, pero no importa. Nadie se hace cargo.
Los medios dominantes dicen que Falavella se va del país por culpa de la política económica de Alberto Fernández mientras ocultan que desde el año pasado la tienda chilena ya estaba en problemas financieros y quería irse sin pagar indemnización a sus empleados.
Mientras tanto en Manhattan, la tienda out let Century XXI cierra sus cuatro sucursales, pero la información es tan sesgada que enmascara el cierre de miles de negocios en Estados Unidos por culpa de la pandemia y la pérdida de 520.000 puestos de trabajo.
Quedó demostrado que Nisman se suicidó pero, a través de un trabajo sistemático de desinformación mediática, quedó instalado en el imaginario social de que Cristina lo asesinó, de manera tal que Macri terminó ganando las elecciones de 2015.
Nunca los responsables se ocuparon en lavar el buen nombre y honor de la ex presidenta e incluso continuaron con la mentira por medio del presidente de FOPEA, quien en los almuerzos de una veterana conductora continuó abonando la infamante mentira.
La ruta del dinero K que instaló el sainete mediático y que llevó a cavar pozos en media Patagonia argentina para buscar el dinero escondido por la familia Kirchner intentó tapar hasta que se pudo la verdadera ruta del despojo al pueblo argentino: la ruta del dinero M.
Máximo Kirchner no sólo no tenía cuentas en el exterior en paraísos fiscales, sino que ni siquiera existían los bancos en los que supuestamente estarían los depósitos.
Nadie, absolutamente nadie se hizo cargo de estas absolutas y abominables mentiras.
MENTIRAS PLACENTERAS
En todos estos casos, el multimedio no solo actúa monopolizando el espacio informativo, sino que influye sobre la población de una manera sicalíptica, constituyendo un conjunto de discursos que una parte importante de la sociedad acabará aceptando y defendiendo como un goce estético en el que el estímulo pasa por el impacto emotivo de la información.
Si se demuestra su inconsistencia no importa. Nadie los va a juzgar. Ni siquiera el Poder Judicial. De allí la urgencia y la importancia de una verdadera reforma de la justicia.
Según Michel Foucault, el poder no tiene en la actualidad una función únicamente represiva, sino de aceptación placentera. Al poder ya no le hace falta actuar sobre el sujeto porque el sujeto se ha construido directamente con los mismos materiales del poder.
Y para esto, el multimedio Clarín con su ejército de periodistas sicarios, siempre resultarán un aliado imprescindible.
Alejandro Lamaisón